miércoles, 20 de noviembre de 2024

EL VOTO QUE EL ALMA PRONUNCIA

El próximo domingo 24, tendremos otra jornada electoral, que definirá quien va a conducir los destinos de la República para los próximos 5 años. Quizá dos modelos de país antagónicos o estilos de conducción diferentes si nos afiliamos a la tesis de que la política uruguaya se ha trasladado al centro. La cuestión está en la gestión y algunos principios caros para todos los habitantes de la República Oriental del Uruguay, donde todos los ciudadanos somos iguales ante la ley. Antes la diferencia era la ideología y lo que ésta podía incidir en el ejercicio del poder. Sin embargo la introducción del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas por parte de la ideología de izquierda, cuya eliminación supo ser bandera de los partidos de centro derecha, en la actualidad, su eliminación no figuró como propuesta. Del mismo modo la creación de las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional, creadas con la reforma de 1996, generando gran rechazo de los partidos de izquierda, cuando la izquierda conquistó el gobierno en 2004, ni en los siguientes 15 años planteó su eliminación. Y así ha pasado con muchas de las políticas instauradas por los diferentes partidos en el gobierno, que terminan siendo políticas de estado y perduran en el tiempo. Hoy se impone un cambio cultural en la política, un cambio cultural desde el ciudadano, y desde los liderazgos. El poder del soberano expresado en las urnas, es la mejor herramienta de cambio. La responsabilidad de la política es mostrar al pueblo las propuestas y contrastarlas con la realidad, en definitiva promover la pública felicidad. En esta última campaña que culminará el próximo domingo, faltó la discusión de los temas, el centro del debate fue ocupado por cruce de acusaciones y muy poco o nada de lo que la ciudadanía espera de los que buscan su voto. Un cambio que cualquier gobierno debería mostrar como trofeo, es la eliminación del manejo discrecional de los dineros públicos, tanto en el Gobierno central como en los Gobiernos Departamentales y las empresas públicas. La eliminación de los privilegios que ostenta la política, léase sueldos elevados y beneficios que son los mismos que el resto de los ciudadanos que no ejercen cargos políticos. Justo es reconocer que el sistema se ha ido ajustando a lo largo de los años, en los años ´70 por ejemplo, los políticos podían importar autos sin impuestos, cosa que hoy sería un escándalo plantear semejante dislate. Antes el subsidio de los legisladores que cumplían su periodo y no resultaban re electos era de 3 años, luego se limitó a un año, y el siguiente paso debería ser eliminar dicho subsidio. El sueldo anual complementario, lo cobran los políticos con sueldos de ocho mil dólares y los trabajadores con sueldos de veinticinco mil pesos. De igual manera tendría que pasar con las penas que se aplican a los políticos corruptos, donde hoy se inhabilita para el ejercicio de la función pública por X cantidad de años, también en este tema el sistema debería hacer el ajuste y prohibir el ingreso al estado a aquellos funcionarios políticos que en el ejercicio de su función hayan cometido actos de corrupción, o sea que la prohibición sea de por vida. Sin dudas un mayor control de las transferencias del gobierno central a los gobiernos departamentales, aunque este implique una limitación a las tan mentadas autonomías departamentales. El cambio cultural también es cambiar el chip de auto percibirnos como los mejores de América y del mundo, y buscar el verdadero equilibrio que debe tener una sociedad pequeña como la uruguaya con tan poca población, envejecida y con altos niveles de pobreza infantil. Por lo que el foco siempre tiene que estar en la educación, a mejores resultados mayores recursos para la educación, podría ser el lema del próximo quinquenio. Resulta que todo esto no es patrimonio de ninguno de los bloques en disputa y podría ser el nuevo paradigma de estos tiempos. El voto del domingo no es un voto de ideología, es un voto de confianza, no es un voto de hinchada, es un voto por el porvenir. El voto que viene nos da la posibilidad de la alternancia de los partidos en el gobierno y por ende un cambio imprescindible por la transparencia y la ética políticas. Vota con el alma, pronúnciate con alegría y en paz.