lunes, 19 de septiembre de 2016
180 años, el día después
El Partido Colorado acaba de cumplir sus 180 años. El sistema de partidos uruguayos es el más antiguo del mundo. Y es en la cultura cívica uruguaya una identidad esencial por la que más allá del advenimiento del Frente Amplio como tercera fuerza en las elecciones del año 1971 y en la recuperación democrática en 1984, que luego se transformó en la primera fuerza política del país a finales del Siglo XX, desplazando a los partidos fundacionales; es una marca del ser uruguayo la dicotomía entre blancos y colorados.
Es que el gran pueblo uruguayo también es exitista, y la oleada frenteamplista de 1999 en adelante no ha parado de fascinar a un electorado ávido de nuevos paradigmas. Esa mayoría que ronda el cincuenta por ciento del electorado de nuestro país, fue también blanca, colorada anarquista, riverista, independiente, UBD, ruralista, pachequista, herrerista y batllista alguna vez.-
Sin embargo las menciones a la desaparición del Partido Colorado no han tenido eco en el porfiado electorado que pugna por mantener viva la llama de la divisa colorada a pesar de quienes denostan su conducción política una y otra vez.-
Los blancos se mueven por el corazón y los batllistas por la razón. Ser el nombre del gobierno, como tildaba Wilson Ferreira al Partido Colorado, nos ha costado mucho a las nuevas generaciones de Colorados y Batllistas.- Nos ubicó, tal designio, en la fuerza que hay que derrotar siempre, porque en ella yace un verdadero carácter de conducción social encastrada en el poder del Estado.
Lo trascendente de ser la fuerza opositora hoy, con un 10% de respaldo popular, es que podemos abstraer lo mejor de 180 años de historia política del Uruguay, el reformismo social, el fortalecimiento de un clase media pujante y motor de nuestra sociedad, con derechos sociales, laborales y de género. El fortalecimiento de una clase trabajadora independiente y reivindicadora de sus derechos laborales.
El avancismo político y social en el Siglo XXI, está en la clase media del Uruguay, que son sus trabajadores y empresarios que pueden coincidir en un pacto social por el país que queremos recuperar.
No hay país progresista en los próximos 25 años si no se atiende la demanda de una educación de primer nivel para todos los uruguayos. Una educación pública que además de recursos, busque resultados y superación constante, sobre la base de una concepción Vareliana de la educación.
Un Estado fuerte, administrado como un buen padre de familia, con ética y decencia política, es pilar fundamental para relanzar al Uruguay post frentista.-
El Uruguay tiene que abordar planes de contingencia que le permitan sortear las crisis que cíclicamente nos asolan. O acaso luego de la crisis del 2002, el país no legisló en normas banco centralistas para reforzar el sistema bancario del país y ponerlo a resguardo de crisis financieras de los países vecinos?
Que debería hacer el pueblo uruguayo para salvaguardar un patrimonio tan preciado como son las empresas públicas, de la discrecionalidad de los gobernantes de turno, la falta de controles y la liviandad de sus conducciones político sindicales? Y los Gobiernos Departamentales, de cuya autonomía se aferran los gobernantes de turno para justificar el manejo cuasi antojadizo de los dineros públicos sin atender siquiera las observaciones de nuestro Tribunal de Cuentas de la República?
El compromiso con la austeridad republicana no es un valor de signo político alguno. Es una conducta de respeto hacia los dineros públicos que los gobiernos del Frente Amplio en muchos casos han demostrado no tener.-
Y lo mejor del día después del resonar de discursos de connotados compañeros colorados, apelando a lo mejor de la historia de nuestra colectividad, es la enorme responsabilidad que deja el estar comprometido con la construcción de un reformismo colorado, el poder tender la mano para invitar a todos a que AVANCEMOS en la senda de una sociedad mejor, más justa e inclusiva, con derechos y obligaciones para todos, emergentes de una sociedad republicana.
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